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Multiplicando a Calasanz

Carta de septiembre

en septiembre 10, 2014

“Este es mi Hijo amado, escúchenlo” (Lc 9,35)

20140316Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: Rabí, bueno es estar aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, una para Moisés y una para Elías. Muchas veces soñamos con grandes templos y majestuosos, no preocupamos por construir bellas Iglesias o templos muy bien ambientados para Dios; sin embargo siempre debemos recordar que el lugar favorito de Dios no deja de ser aquí entre nosotros, en el corazón de todos los hombres, en nuestra familia, junto a los niños, a los trabajadores, a los religiosos, sacerdotes y laicos.

Cuando aún estaba hablando, se formó una nube que los cubrió con su sombra, y se dejó oír desde la nube una voz: “éste es mi Hijo muy querido, escúchenlo”. La manifestación de esta nube luminosa, es una revelación de la divinidad, lo que los teólogos llaman teofanía, es el símbolo de la presencia de Dios, y en ese momento sucede allí. Dice el Evangelio según san Mateo que al oír esto, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de un gran temor. Esto es porque en el Antiguo Testamento se decía que no se podía ver a Dios y vivir.

El texto nos invita a escuchar a su Hijo amado, y eso nos debe caracterizar para ser un servidor de verdad, oír siempre a Jesús. Esta actitud receptiva es para la Palabra y la total aceptación de Cristo, es una invitación a descubrir lo divino de sus enseñanzas y toda su obra. En esta proclamación que hace el Padre de su Hijo, lo muestra como Dios, revelando la filiación divina de Jesús.

Por eso, la transfiguración consiste esencialmente en la toma de conciencia, por parte de los tres apóstoles, de que Jesús es verdaderamente el Mesías y además también revela que la persona de Jesús, es el Hijo muy amado del Padre y que posee su misma gloria divina.

Estamos llamados también a transfigurarnos cada vez más por la acción del Señor, la sociedad, el mundo, y nosotros en él, se transformara cada vez que aceptamos la voz del Padre en su Hijo, cuando escuchamos su Palabra y la llevamos a la vida. Aceptar las palabras de Jesús, es una invitación a transfigurarnos, es decir a transformarnos en hombres buenos, y salir al mundo a hacer el bien

 CARTAS DE SEPTIEMBRE

 


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